Reformismo

 

 

“El partido socialista ha separado a España de su senda reformista”, decía con un pareado el programa del Partido Popular de 2011. El reformismo, palabra clave en el PP, transmite adaptabilidad evolutiva, al contrario que el conservadurismo. En la sociedad moderna, superficialmente tan dinámica, renovarse o morir exige cambios y novedades en todos los órdenes de la vida. En política, que tiene mucho de diseño, la democracia lleva a la competencia de ofertas electorales, y la tarjeta reformista seduce y es lustrosa, independientemente de la dirección a donde lleven las reformas. Lo comprendieron los antiguos franquistas que se cambiaron de chaqueta para acometer la Transición,  y que por realismo o necesidad viraron más o menos hacia el centro. El balance se quedó corto, pero para la época y sabiendo de dónde veníamos, fue una evolución positiva, aunque ahora se vea descascarillada.

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